jueves, 10 de diciembre de 2015

La alondra

Viajo a ese lejano lugar de las letras narrando ilusiones,  acabo de llegar a mi apartamento, voy a descansar un rato para ir a la peluquería, para cortarme el cabello y aprovechare para ver que cuento escribo.
La alondra se ve el espejo y sale a la puerta, cuando va cruzar la calle siente un golpe en los ojos, cae hacia atrás, logra pararse y no ve.
—Me estoy muriendo —pensó y como puede vuela de nuevo hacia el apartamento.
—¡Ay no veo —dice, trata de acercarse al espejo y se toca los ojos.
—Como que me sacó un ojo, ¡ay no quiero ver! —Se toca el ojo y siente algo en la mano, cuando ve se ríe.
—Ja, ja, ja es una pestaña postiza —dice, se ve en el espejo, se peina, se asoma a la ventana.
—Allá va la cigüeña como loca llevando el encargo sin saber la dirección, no se dio cuenta que me dio con las alas en un ojo, pero estoy perdiendo tiempo en tonterías mejor me voy arreglar el cabello que con la caída se alboroto —dice, agarra su cartera y sale con mucho cuidado.
La alondra ve una carroza pintada de blanco con cuatros caballos que está enfrente del apartamento, ella ve que el cochero viene hacia ella.
—Qué elegante —pensó., él le entrega un sobre, ella lo abre, lee, es una invitación para un paseo en yate. él le entrega un sobre, ella lo abre, lee, es una invitación para un paseo en yate.
—Voy aceptar la invitación eso me va servirme para mis cuentos —pensó, guardó el sobre en su cartera y le dice al cochero que sí.
—Señorita vamos ya, el señor la espera —dice el cochero.
—Me siento como una reina —piensa la alondra, se monta y toca los asientos, ve a los lados para ver si los transeúnte la miran, se emociona porque todos la ven en todo el recorrido.
Llegaron a una carretera que se ve el mar, Alondra se queda mirando un yate lujoso el capitán es un zamuro, tiene cara de preocupado, alondra sigue observando, ve hacia la izquierda.
—¡Qué lindo ese castillo! ¿Quien vivirá allí? —Se pregunta, de repente en la ventana se asoma una paloma, ella se queda viéndola.
—Palomita tienes cara de picara —piensa. Sigue pendiente de todo lo que ve, ya van llegando, las palmeras se mecen al ritmo del viento.
—Así se mecen mis caderas —piensa, la volvió a la realidad un cerdo que corría por la carretera y se metió por un hueco en una roca allá a lo lejos ve un tumulto.
—Al cerdo jamás lo van a agarrar —pensó.
—Ya llegamos —dice el cochero, la ayuda a bajarse, caminan hacia el yate y se montan en él, cuando entran al yate el cochero saca una pistola, se le cae la peluca es un zamuro calvo, Alondra corre y se tira al mar.
—¡Ay me cai, estaba soñando!

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