En un cerro vive una niña con su madre, la madre es blanca como la nieve
y ella trigueña. La casita es de bahareque, tiene un cuarto, una cocina
con un fogón, la madre le hizo una casita con unos palos y unas laminas
de zinc porque la niña no tiene juguetes, ella juega con una mariquita y
que es un loro, una mañana se mete un gato a la casa, la madre metió el
gato en una mochila y la amarró bien y le dijo a la niña; «vota ese
gato» La niña bajó del cerro, cuando llegó abajo vio
hacia el precipicio que había enfrente y pensó en tirarlo, pero empezó a
quitarle el nudo de la mochila hasta que lo logró, el gato corrió por
un caminito, el corrió pero se perdió y ella pensó; «bueno mejor que se
fue» En eso ve una escalera pulida que lleva a una casa en un árbol
inmenso, va subiendo lentamente en los lados hay un parque, unas casitas
como de cuentos, ella piensa; ¡qué belleza! Cuando va llegando a la
puerta ve que está abierta, se queda asombrada de la casa tan linda, de
repente ve el gato sentado en un mueble, sale corriendo hacia su casa
pensando; ¿Cómo pude pensar en arrojar al gato al precipicio si alguien
lo espera»

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