jueves, 5 de noviembre de 2015

Recuerdo la hacienda con sus corredores con sus lamparas que sus luces se reflejaban en el piso, las plantas hermosas guindadas, la fuente que las aves que llegaban en las mañanas, las campanas de la iglesia llamando a la misa, cuando las oigo me da escalofríos, porque me hacen revivir recuerdos de otra vida que viví, el amor que sentí por un hombre, aún la hacienda está impregnada de ese gran amor.

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