Recuerdo la hacienda con sus corredores con sus lamparas que sus luces
se reflejaban en el piso, las plantas hermosas guindadas, la fuente que
las aves que llegaban en las mañanas, las campanas de la iglesia
llamando a la misa, cuando las oigo me da escalofríos, porque me hacen
revivir recuerdos de otra vida que viví, el amor que sentí por un
hombre, aún la hacienda está impregnada de ese gran amor.

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