Llegamos a la estación, ya estaba el tren, nos montamos, cuando íbamos a
mitad de camino me di cuenta que jamas volvería a la casa que llamaba
mi casa, salí como siempre con solo lo que tengo puesto, extraño un ave
que tenía su nido en uno de los corredores, no sé si aún está allí, lo
recuerdo con sus plumas impermeables, el viento lo elevaba, el sol lo
acariciaba, las gotas de lluvia mojaban sus plumas. ¡Cómo te extraño,
ave de mi corazón!

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