Cierro la puerta, me siento en el sillón, miro a los lados, hay marcas
de ausencias, oigo a lo lejos un trueno, son las dos de la tarde, huele a
tierra quemada, el sol se apagó, las aves cantan, sentada en el borde
de la luna, vestida de colores alegres, le digo a la luna: olvidé la
razón de mi locura.

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