Me arrastro el rio de la vida sin saber nadar, seguí la corriente, me
fui agarrando a todo lo que iba pasando a mi paso, hubo momentos que
creí que me ahogaba con el peso de mi equipaje, un día lo abrí y dejé
que llevara las culpas, remordimientos, ya sin equipaje seguí feliz
porque aprendí a nadar.

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