Con el fulgor de la estrella, ilumino el camino donde ibas tú y yo
errante me quedé enamorada de ti, te dije ¡te amo! Te reíste, ¡que tonta
fui! Comprendí que la luz que emanaba de ti, era de la estrella, vi el
amanecer dorado para que nadie me engañara con su alas de oropel.

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