domingo, 30 de noviembre de 2014

En la madrugada me asomo a la puerta, oigo cuando pasaste frente a la puerta de la hacienda, nuestras miradas se cruzaron, reíste y me quedé petrificada, no podía caminar, empecé a llorar me despierto sobresaltada, me levanté, me calcé la bata, salí a la cocina, me serví un vaso de agua, caminé al porche, me acerqué a donde te fuiste y te grité ¡te vi partir! Y lance el vaso.



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