Ahora vienes arrepentido a contarme cómo todo se te devolvió, siempre te
lo dije, a la vida le tengo miedo, tengo cuidado con lo que hablo,
porque eso después me puede salpicar y ¡ay! Del árbol caído, no hago
leña, así que ahora, abre los ojos y ciera la boca.

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