La tarde estaba fría, la estación del tren tenía pocos viajeros, a esta
hora muchos trabajan, otros estudian, las tiendas cercanas están vacías,
un taxi se detiene justo enfrente de la estación, de el se baja una
joven, delgada, de cabello de oro abundante, su vestido azul combina muy
bien con sus ojos, el chófer le abrió la puerta del auto y caminó a la
parte trasera para abrir la maleta y sacar el equipaje de la joven, ella
le agradeció con una sonrisa.
Comenzaron a llegar los viajeros, el
primero era alto, de buen vestir, cabello ondulado y un grueso bigote,
llevaba un bastón, miraba insistentemente su reloj pensé que esperaba a
alguien, una señora con un bebe, ella de mediana estatura, regordeta, su
cabello recogido color castaño, su vestido floreado la hacia ver más
pequeña, una señora muy elegante con un cabello negro y muy rizado, su
piel de un bonito marrón oscuro, su atuendo unos pantalones negros y una
blusa blanca muy elegante, la acompaña un señor muy delgado de cara
angulosa, cejas pobladas apenas sonríe.
Empieza a llover, llega
corriendo un hombre joven, atlético, color moreno, de boca firme, ojos
tiernos, cabello liso y abundante, se sienta a mi lado, espera un rato,
llega el tren los viajeros suben, se va y me quedo contemplado hasta que
se pierde en la lejanía.
Llega un carro se baja una mujer joven con
un vestido verde, se me acerca y me pregunta si vi a un joven y le digo
creo que a quien buscas ya se fue, espero un rato, miro el cielo
nublado, observo todo para olvidar que a quien espero nunca vendrá.

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